La ayuda idónea

MUJERES DE FE FIRME, los dones del Espíritu Santo

Comenzare mencionando que usted y yo, cada creyente, tenemos al menos una manifestación del Espíritu funcionando en nuestras vidas.
No debemos desconocer nuestros dones; se espera que aprendamos sobre ellos.

Bebes carnales y sus características

La descripción de "bebés carnal" es una llamada de atención para los creyentes a reconocer la importancia de crecer y madurar espiritualmente en su fe. Es un recordatorio de que la vida cristiana es un proceso de crecimiento continuo y transformación en el que debemos avanzar desde una fe inmadura hacia una relación más profunda y madura con Dios.

MUJERES DE FE FIRME, la ética.

La ciencia define la ética como, “un conjunto de principios morales, el estudio de la moralidad”. Por lo tanto, la Ética Cristiana sería los principios derivados de la fe cristiana por los cuales actuamos.

Mujeres de fe firme. Buscar la paz.

La paz es algo que todos buscan y pocos encuentran.

MUJERES DE FE FIRME, La raiz de amargura.

La amargura puede ocultarse y enraizar poco a poco, pero llegado su tiempo se hace evidente y manifiesta así un CARÁCTER.

Mujeres de fe firme. La importancia del perdonar

El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos.

La ayuda idónea. La diferencia entre el hombre prudente y el insensato. Episodio 20

En esta vida estamos rodeados por la toma de decisiones, sabemos que las buenas decisiones traerían buenas consecuencias y las malas decisiones traerán malas consecuencias. Y que cuando nuestro esposo toma decisiones puede impactar a nuestra casa o familia para bien o para mal.

La ayuda idónea. Un hombre común y corriente llamado por Dios. Episodio 19

A Dios le encanta usar tales medios comunes y corrientes, «lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia» (1 Corintios 1.27-29).